domingo, 19 de diciembre de 2010

Becas Chile como reproducción de la élite - Claudio Fuentes


Las nueva exigencia de estar previamente aceptado en la institución extranjera 
antes de postular a las Becas Chile muestra que el Gobierno entiende que las desigualdades son producto de un orden espontáneo de la sociedad. En pos de 
la “excelencia”, se premia a personas que han tenido la situación socioeconómica para pagar una mejor educación y estar en condiciones de ganar el beneficio.



Por Claudio Fuentes, Cientista Político
Con profunda desazón he recibido e internalizado la noticia de que el sistema Becas Chile cambiará requisitos fundamentales para los concursos de magíster y doctorado en el extranjero en el 2011, según un comunicado oficial de una entidad de la administración actual. De las cuatro modificaciones, la que atenta directamente al corazón de la igualdad es el siguiente: “Se les exigirá [a los postulantes] estar previamente aceptados en una institución académica extranjera al momento de postular a la beca”.
A primera vista, el requisito señalado es algo lógico, pero en detalle esconde una profunda desigualdad social y económica. Bajo la lógica de la, hasta ahora, enfermiza búsqueda de laexcelencia, la administración de turno nos quiere hacer pensar que sólo los mejores pueden llegar a las instituciones y programas académicos de calidad. Me pregunto, ¿quiénes son los mejores?, ¿son los mejores dentro de una misma clase?, ¿qué pasa con las clases no privilegiadas?
Los mejores son las personas que han recibido una educación preescolar, primaria, secundaria y universitaria de élite, que han aprendido otro idioma desde pequeños distinto al de la lengua madre, que han tenido un fuerte capital cultural en sus hogares, sin sumar que el capital social que comparten con sus pares es el dominante en la sociedad. Lo anterior es posible a través de la cancelación de cantidades de dinero enormes, de mensualidades inalcanzables para la gran mayoría de personas y familias, en espacios donde la reproducción de las ventajas y privilegios es endógena y completamente cerrada.
Estas características configuran lo que es el perfil de excelencia, personas que logran concretar sus objetivos sin despeinarse, que corren una carrera más corta que los simples mortales que no hemos sido privilegiados con las bondades del statu quo. Ellos obtienen, en mayor medida, una colaboración relevante por parte del Estado al momento de postular a becas en el extranjero.
Estas personas de excelencia son las que acceden sin mayores fricciones a instituciones de prestigio internacional, son las que no necesitan de la cooperación estatal para mejorar su nivel de idioma. En fin, son el público objetivo del sistema de becas que defiende esta administración, dado que la inversión en ellos es menos costosa y los retornos no sólo pueden ir a parar al Estado, sino que a sus redes empresariales también.
Sacar el derecho de nivelación de idioma para acceder a un programa internacional de prestigio y exigir una aceptación previa es una clara manifestación de que esta administración entiende que las desigualdades son producto de un orden espontáneo de la sociedad y no de las diferentes estructuras, poderes, conocimientos, discursos oficiales-legitimados, relaciones y derechos de propiedad existentes.
Negar la oportunidad a personas de las clases sociales menos favorecidas para acceder a este derecho -generado en el gobierno de la ex Presidenta Bachelet- es atentar directamente al corazón de una sociedad que clama por mayor igualdad para ejercer plenamente una libertad real y no solamente formal, donde las diferencias de origen y de proceso no determinen los designios de cada uno.
Con la actual medida la administración piñerista se desentiende de una labor esencial del Estado sobre todo desde una mirada liberal, que es nivelar la cancha para que las personas se autodeterminen a sí mismas y no sean presas de las estructuras que reproducen desigualdades como en una economía de escala.
Esto es francamente un retroceso en una política pública que es relevante para que Chile dé el salto al desarrollo que como sociedad anhelamos. Esto no es excelencia, es discriminación y exclusión por donde se le mire. Esta administración, como los gobiernos anteriores, carece de un modelo de desarrollo coherente y colectivo, que permita dejar de lado este modelo individualista asfixiante, que sólo propugna y alaba los éxitos personales en desmedro de los logros colectivos.
¿Cuándo llegará el día en que nuestra querida clase política mire más allá de su metro cuadrado y realmente empatice con los ciudadanos de a pie?

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